jueves, 8 de octubre de 2015

Lo que guardo para ti

Aurora admiraba la sonrisa de Celia que, dormida plácidamente entre sus brazos, no parecía escuchar las amenazas del minutero del reloj. Las horas se les habían echado encima de repente. Al fin y al cabo, detener el tiempo tiene consecuencias y más tarde o más temprano se cobra lo robado. Aún así, en un acto de puro egoísmo, decidió dejarla descansar un par de minutos más para poder deleitarse con la piel frágil de su amada que por fin había dejado de temblar. Aspiró el aroma de su cabello revuelto, adoraba los rizos que a veces se salían de su recogido y que en ese momento pedían a gritos ser liberados. Se imaginó peinándole la melena sobre su espalda desnuda y aquella visión la llevó a deleitarse con la curva del cuello que tanto había besado. El vello aterciopelado que bajaba por su nuca desapareció entre los omóplatos afilados que custodiaban las vértebras, como si en su ignorancia se creyeran montañas que guardan un río. Sonrió al imaginarse el dibujo que haría el agua tibia de un baño al caer entre ellos y siguiendo su curso llegó a la curva que sus glúteos dibujaban bajo la sábana blanca donde la pureza de sus gemidos había quedado bordada.
A pesar de que se moría de ganas por recorrer con sus ojos las piernas de las que había sido prisionera decidió no destaparla. Estaba preciosa, era, preciosa. Volvió al cuello sintiéndose dichosa y lo besó como besaban los hombres las manos de las damas, sin casi rozarla pero deseando hacerlo. Dejó que sus ojos se hundieran en la profundidad de su clavícula que adoró y recorrió hasta llegar al lunar que indicaba el final de aquella maravilla. Sonrió ante aquel descubrimiento y se retó a si misma; encontraría cada lunar que, osado, conformaba la armonía en la seda de aquel lienzo puro. No tardó en dar con el siguiente. Lo encontró de camino al pecho, mientras bajaba por el esternón, a medio camino, ligeramente escorado hacía la izquierda, insinuante y zalamero como su dueña.
--¿Qué miras con tanto interés? --preguntó Celia que acababa de abrir los ojos por culpa de un escalofrío que recorrió sus sueños y saltó inconsciente al mundo real.
--Te miro a ti --susurró Aurora subiendo la cabeza despacio hasta encontrarse con sus ojos aún adormecidos --. Intentaba aprovechar cada minuto de ese maldito reloj que se niega a detenerse de nuevo y me he topado con un par de lunares tentadores que me han mantenido ocupada --dijo acariciándole la barbilla sonriente.
--Aurora... --comenzó a decir girándose sobre si misma, cambiando de cara el lienzo, para poder regalarla un nuevo beso --El tiempo no tiene la culpa de que tengamos que irnos, pero te prometo que volveremos para intentar retarlo tantas veces como sea necesario. Además, tengo lunares que aún no has descubierto --dijo señalándose la parte baja del hombro izquierdo --Aurora sonrió tentada.
--Me gusta esa propuesta y me gusta comprobar que, a pesar de las dudas que te rondaban antes de dormirte, tienes más ganas de mi.
--¿De qué dudas me hablas? --preguntó divertida --¿De las que has borrado a besos o de la que has grabado en mi piel?
--¿He grabado dudas en tu piel?
--Si. Has grabado la duda de si podría vivir sin ti.
--Podrías...--respondió acoplando su muslo entre las piernas de Celia, cubriendo con su pecho sus pechos, cerrando con sus labios sus ojos --Pero no lo harás porque soy yo la que no podría vivir sin ti.


El balanceo del cuerpo de Aurora, que había vuelto a sumir a Celia en uno de esos momentos que se saben reales pero que parecen sueños, cesó mucho antes de lo deseado.
--Tenemos que vestirnos --dijo con malicia ante la sorpresa de Celia que estaba más que dispuesta a entregarse de nuevo.
--¿Por qué has hecho esto? --preguntó con la mirada incrédula y la vergüenza a flor de piel.
--Porque me gusta la idea de que el camino de vuelta lo hagas recordando lo que guardo para ti.


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Acabado este nuevo capítulo del paralelo y siendo consciente que superar la escena de ayer es imposible. Quisiera agradeceros a vosotras, a las tremendas mujeres que dais vida a nuestra Celia y, ahora, a nuestra Aurora, el exquisito trabajo que nos regalasteis ayer.
Candela: Gracias por Celia, por su entusiasmo para con la vida, por su amor a las letras, a los sueños, por su amor al amor y por la mirada que le da la credibilidad suficiente como para ser un referente en la lucha de todas las mujeres que tuvimos dudas y que salimos adelante. Gracias por su sonrisa y por su sufrimiento, necesario para que las nuevas generaciones comprendan que no hay nada más difícil para una persona homosexual que aceptarse a sí misma. Gracias por hacer tu trabajo con el corazón en la mano.
Luz: Gracias por tu voz, por tu mirada sincera y por aceptar ser la esperanza de Celia aún sabiendo que el personaje se convertiría en la esperanza de muchas y en el recuerdo de la esperanza de todas. Gracias por el cariño que se puede palpar con cada escena y por superarte a ti misma para nuestro deleite y admiración.


Gracias a las dos por soportar esa "carga" que seguramente os tenga el móvil, la cabeza y el corazón agotados.

(Siento haberos robado las manos, los ojos y los lunares )



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