lunes, 14 de diciembre de 2015

¿Y fue feliz?

Como narradora de el Paralelo diré que mi Celia Silva particular anda casi tan perdida como yo. Lleva desde el viernes deambulando por la casa, con el brazo derecho cruzado bajo el pecho sujetando el codo izquierdo mientras se muerde las uñas sin mordérselas. Se culpa, se culpa de que Sofía se esté debatiendo entre la vida y la muerte. Sabe que ella no es la responsable directa de lo que le ha ocurrido, siempre ha tenido claro que los culpables del mal, son los que hacen ese mal, pero no puede evitar sentirse así. He intentado calmarla de cien maneras diferentes pero no he sido capaz. Quería alentarla con algún recuerdo bonito de Aurora, pero me ha dicho que no tiene la cabeza para pensar en ella. Yo, la he comprendido, aunque no sé con que cara la habré mirado porque enseguida ha comenzado a justificarse, a hablar atropelladamente mientras iba de un lado a otro del salón en el que nos habíamos citado.
--Me acuerdo de ella. Me acuerdo cada día, al levantarme y al acostarme, me tiene preocupada, ella dice que es feliz pero yo no la creo, no, no puedo creerla, pero entiéndeme, Sofía se debate entre la vida y la muerte ¿Cómo voy a pensar en ella ahora?
Celia todavía no sabe que Sofía, al parecer, ha salido airosa de la difícil intervención, pero no puedo decírselo, sería como si alguien me contase que va a pasar mañana en mi vida y para hacer eso debería explicarle que no existe y ¿Cómo no va a existir si todas somos Celia?
En ese debate interno en el que se encuentra, me ha sido imposible no imaginarla con la conciencia sobre los hombros. Sobre su hombro derecho, una Celia pequeñita con el pelo recogido y ataviada con una túnica blanca ceñida en la cintura, intentaba convencerla de que dejase a un lado su lucha, sus ideales. Con la voz suave de una madre que intenta tranquilizar al hijo que llora le explicaba que se estaba enfrentando a algo que no solo podía terminar con ella, que podían y que de hecho ya había ocurrido, hacerles daño a quienes la rodean, a quienes tanto quiere, a quienes llenan su vida de vida. Intentaba hacerla comprender que quizá esa sufragista suplantadora y radical, no merecía que ella lo arriesgase todo, pero sobre su hombro izquierdo, otra Celia, vestida de un rojo intenso y con el pelo suelto, se burlaba del miedo de su oponente incitándola a seguir adelante. Sus argumentos, cargados de reivindicaciones a las que Celia asentía sin poder evitarlo citaban a sus autoras preferidas, le recordaban los pasquines que Aurora creó en su honor, los golpes a los que fue sometida durante el interrogatorio y todo lo que había logrado hasta ese momento.
Yo, como mera espectadora de esa escena, hubiera caído en las mismas redes que ella. Algo hipnótico brotaba de aquel discurso que jugaba con su valor y su futuro con la vileza de quién no tiene nada que perder.
--No me mires así. Tiene razón, no puedo echarme atrás ahora, si no declaro contra el comisario seguirán haciendo y deshaciendo la justicia a su antojo. Además, ya le he dicho a Bernardo que seguiría adelante.
-- No te he mirado de ninguna manera Celia.
--Sí, sí lo has hecho. Sé lo que estás pensando.
--¿Y qué estoy pensando si puede saberse?
--Estás pensando en hacerme recapacitar, en convertirte en esa conciencia temerosa de la que acabo de deshacerme...
--Sabes que volverá. Te importan demasiado tus hermanas como para que la abandones sin más....
He dado en el clavo. Sus hermanas son su punto débil.
--¿Por qué mencionas ahora a mis hermanas?
--No lo sé, me preguntaba que haría la Celia que yo conozco si algo le pasase a Adela, o a Diana. ¿Sabrías que hacer sin tu hermana mayor? ¿Sin tú confidente? Y si fueran Blanca o Francisca, ¿incluso Elisa?
--¿Quién crees que eres para meterte así en mí cabeza?
Puedo aseguraros que nunca había visto a Celia tan enfadada. A nadie le gusta que se metan en sus decisiones, en su vida, pero he sentido la necesidad de hacerlo, de convertirme en esa conciencia blanca que empequeñecida por las burlas ha decidido retirarse.
--¿Yo? Yo no soy nadie, por no ser ni siquiera soy tu creadora, pero hace tiempo que me permití adueñarme de una pequeña parte de tú ser y puedo hacerte reír o llorar dependiendo de como haya sido tu día, o el mío, todo sea dicho de paso.
--¿Y como ha sido tú día? Porque ya ves que el mío ha sido horrible.
El rostro de Celia se ha descompuesto en un segundo. Toda esa fortaleza con la que intentaba amedrentarme se ha desvanecido dejándola sentada a mí lado, atenta aún sin estarlo. Tengo que sacarla de ahí, aunque solo sea una fantasía, aunque después cada una vuelva a su realidad.
--Mi día ha sido un día normal. Ni mucho trabajo ni poco, ni bueno ni malo, simplemente un día más en el que al salir de trabajar he comido, he ido a ver a mi sobrina y después...
No puedo contarla que he estado sufriendo con ella.
--¿Después?
--Después me he sentado a escribir una historia. Yo también escribo ¿sabes?
--¿Y qué historia es esa?
Parece que he conseguido captar su atención.
--Es la historia de una muchacha que estaba perdida. Casi tanto como tú lo estás ahora. No sabía que le ocurría, no sabía que pensar, que sentir, como actuar... No encontraba su sitio en el mundo y sin embargo sentía que había nacido para hacer algo que iba a merecer la pena.
--¿Y qué hizo?
--Escoger un camino que todo el mundo tiene delante y en el que pocos se atreven a adentrarse. Escogió el camino de la libertad. Un camino que le permitió ser ella misma, que cada noche la llevaba hasta una cama sin remordimientos, sin "y si hubiera" , sin pesadillas...
--¿Y fue feliz?
--La mayor parte del tiempo sí.
--¿La mayor parte?
--Bueno, escoger ese camino no te exime de cometer errores y ahora, querida Celia, deberías ir a acostarte. Tú almohada siempre será mejor consejera que una aspirante a escritora con la musa despistada.

6 comentarios:

  1. Pues sí estoy rematadamente loca, no tengo solución, porque te he leído entera, bueno, a ti no, a tu paralelo, a Celia...
    Bendito camino de la libertad querida burgalesa, el mas difícil, arriesgado, atractivo y que abrirá y despejará caminos para generaciones venideras.
    Gracias por dejar que la parte sufragista de Celia salga adelante.
    Un abrazo

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    1. Precisamente esa era la intención de ese camino. Que las nuevas generaciones que entren a leerlo y que se sientan perdidas, que duden o teman, lo conozcan, lo sientan y se atrevan a adentrarse en él. Gracias Raquel por leerme y contestarme siempre.

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  2. Wow. Me ha gustado mucho que te metieras como narradora y personaje a la vez. Ha estado genial. Y ya sabes, en mi opinión, como siempre; ¡¡ PER - FEC - TO !! Eres la caña. No sé cómo lo haces pero das en el clavo siempre con tus Paralelos, y haces que sintamos lo que sienten los personajes, incluso haces que parezca que están aquí con nosotras, y que nosotras somos unas meras espectadoras de tan preciosas y delicadas escenas. Me gustaría saber cómo vas a hacer lo de Aurora en los próximos pero eso ya lo veré con el tiempo, espero jajaja Un besazo y espero que esa musa tuya no deje de de prestarte toda la atención que te mereces y te inspire cada día más y más ;)

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    1. Lo de Aurora es una incógnita tan grande que me trae mártir. Pero algo habrá que hacer. Alguna locura se me ocurrirá. Muchas gracias por tus palabras, por leerme y disfrutar con ello.

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  3. ¿Te he dicho alguna vez que tienes mucho talento?

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    1. Alguna vez sí y de tanto decírmelo acabaré por creérmelo y entonces si que ya no va a haber quién me aguante jejeje Mil gracias Ove. MIL

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